De cortar café y lavar trastes, a leer libros y jugar: la historia de Griselda

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, más del 50% de la niñez que se encuentra en situación de trabajo infantil, lo hace en el sector agrícola. Esta es una situación que se da entre otras causas, por la falta de ingresos y fuentes de empleo digno, principalmente en las comunidades más vulnerables como es el caso de Zongolica, Veracruz. 

En esta comunidad vive Griselda, una pequeña de 10 años que experimentó lo que es el trabajo infantil. Su mamá es madre soltera de 3 niñas y 1 niño, Griselda es la tercera y ha visto a su mamá trabajar como jornalera en distintos sectores como el cafetalero y el de las hortalizas. Cuando la temporada de café se acaba, ellos migraban al norte del país: “Mi mamá nos llevó a Sinaloa, nos fuimos en autobús, fue un viaje largo que me cansó mucho, pero era para que ella tuviera trabajo. Cuando no tenía clases nos dejaba en un albergue donde nos cuidaban a mi hermanita y a mí”. 

En su regreso a la comunidad de origen, Griselda acudía a cortar café cuando terminaba sus clases, situación que la puso en riesgo no solo en su formación educativa, sino física: “Cuando iba a cortar café me daban un tenate que debía llenar, me lo colgaba en la espalda y así trabajaba hasta que un día me caí y me fracturé el brazo. Otras veces mi mamá se llevaba a mi hermana mayor y yo me quedaba a cuidar a la más pequeña”. Además de esta actividad, Gris realizó labores domésticas para una tercera persona: “Iba a la casa de una señora que me ponía a lavar los trases, poner el alimento para sus pollos o ir a la tienda a comprar cosas de su despensa. Me pagaba con maíz y a veces no podía hacer la tarea porque no me daba tiempo y tampoco podía jugar”. 

Esta situación hoy ha quedado en el pasado, ya que Griselda un día se enteró de la existencia de una biblioteca comunitaria cerca de donde vive, le llamó la atención porque a ella le gusta mucho leer y fue cuando comenzó a acudir a las sesiones. “Lo que más quería era mejorar mi letra, aprender muchas cosas y conocer más libros interesantes porque apenas termino de leer un libro y ya quiero comenzar el otro. También me gustan las sesiones de tutoría porque aprendí a hacer divisiones, nos ayudamos entre compañeros y eso me hace sentir feliz”. Incluso su hermana también dejó de trabajar. 

Estas actividades son parte del programa Campos de Esperanza para prevenir el trabajo infantil en el sector agrícola y se han extendido a la familia de Gris, pues su mamá y su abuela también han participado en las charlas y talleres sobre la prevención del trabajo infantil. Gracias a ello, ahora cada vez que su mamá migra para trabajar, Gris se queda al cuidado de su abuela, quien tiene muy claro lo que es mejor para su nieta porque ella también vivió el trabajo infantil: “Yo tenía 10 años cuando mi papá nos llevaba a trabajar, no nos dejaba ir a la escuela. Ahorita afortunadamente los niños ya no trabajan, ahora se dedican a la escuela donde aprenden muchas actividades y me da gusto que mi nieta ahora se enfoque en sus estudios”. 

Gris nos compartió que su sueño es ser enfermera para curar a los abuelitos que están enfermos. Ahora ella sabe que tiene derecho a estudiar y que, si se va a cansar, va a ser jugando y no trabajando. “El trabajo infantil es cuando tus papás no quieren que vayas a la escuela a aprender y en vez de eso te llevan a trabajar, eso está mal porque los niños debemos estudiar”.  

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