David es un niño de 10 años que vive en una de las comunidades de Zongolica, Veracruz, una zona donde aún se vive el trabajo infantil. El café es de las principales fuentes económicas en la zona y precisamente por ello, muchas productoras y productores emplean mano de obra infantil para obtener los granos. Es una práctica que continúa normalizándose, pues cientos de niños y niñas dejan de asistir a la escuela para apoyar en la economía familiar. Además, de que es una práctica que las madres y padres desean enseñarles a sus hijos e hijas como una forma de brindarles un medio de vida cuando crezcan. Sin embargo, la cosecha de café cuenta con muchos riesgos físicos para las y los menores de edad como animales ponzoñosos, cargas excesivas por llevar costales de café, caminar por terreno irregular que pueden ocasionar caídas y lesiones, entre otros.
Sin embargo, desde que David comenzó a participar en el programa Campos de Esperanza, las cosas han sido muy diferentes para él y su familia. Campos de Esperanza es un programa de World Vision México diseñado para prevenir y reducir el trabajo infantil y, mejorar las condiciones de trabajo en las comunidades agrícolas migrantes en Oaxaca y Veracruz, específicamente en los sectores de caña y café.
La vida de David era muy compleja, ya que su papá y mamá al ser trabajadores del campo, migraban cada año a Baja California para trabajar en la cosecha de hortalizas, dejándolo a cargo de personal de los albergues empresariales donde vivían durante los meses de cosecha. Al volver a su hogar, David dedicaba sus tardes a recolectar el café que era el sustento de su familia, puesto que se veía como una actividad familiar y no como trabajo. No había tiempo para que David generara lazos de amistad duraderos por las constantes mudanzas con su mamá y papá, hasta que un día se enteró de la existencia de una biblioteca comunitaria, la cual se implementó gracias al proyecto Campos de Esperanza.
David disfruta mucho de la lectura, por ello se animó a visitar la biblioteca comunitaria en donde tuvo la oportunidad de compartir su gusto con otras niñas y niños, pero, además, él junto con su papá y mamá comenzaron a aprender sobre sus derechos y la diferencia entre trabajo infantil y trabajo formativo. A través de materiales de sensibilización como infografías, talleres, pláticas, actividades grupales, entre otros, fueron entendiendo que lo mejor para David es continuar su educación en la misma escuela y seguir fomentando su asistencia a la biblioteca.
Entre los grandes cambios en la vida de David, se encuentran que ya no acude a trabajar en el cafetal, pues en palabras de su papá: “Yo cuando era chico supe lo que es no tener apoyo, mi papá era alcohólico y yo ahora quiero apoyar a David, que siga estudiando, es lo mejor para él”. David tiene el sueño de convertirse en arquitecto o algún trabajo que tenga que ver con la construcción, ya que le gusta ver a los albañiles construyendo casas. Además, su personalidad se ha vuelto expresiva, es más dinámico y participa de forma activa en todas las actividades de la biblioteca junto con sus compañeras y compañeros. “Ahora sé que por ser un niño no debo trabajar, entonces me enfoco en mis estudios”.