A lo largo de la implementación del programa Campos de Esperanza hemos conocido muchas historias inspiradoras que nos motivan a seguir trabajando para prevenir el trabajo infantil y promover la mejora en los derechos laborales de las y los trabajadores agrícolas… una de esas historias es la de Doña Gaby, quien vive en una comunidad del municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca.
Doña Gaby se unió como voluntaria de World Vision México desde el 2018 y no ha parado de contribuir a su comunidad con su generosidad, entusiasmo y dedicación. Para ella, el servir a su comunidad es una vocación, que nace del deseo de ayudar a otras personas desde el corazón. Actualmente es presidenta del comité por el bienestar de la niñez y la familia de su comunidad en Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca.
“Desde que llegó Campos de Esperanza he sentido el cambio en nuestra comunidad porque las niñas y niños lo recibieron con mucho gusto, ahora tienen un espacio para ellos, pueden aprender jugando. Como comité hemos buscado las mejores acciones para que la niñez y las y los jóvenes tengan un espacio para expresarse. Nos organizamos para pedir apoyo al agente municipal, a los padres, al comisariado, a todos los que sea necesario para alcanzar nuestra meta”, nos comenta Doña Gaby con mucha emoción.
Y como muchas mujeres, Doña Gaby también es mamá y trabajadora, roles en los que se desempeña cuidando de su familia y que ha sido el mayor reto que ha enfrentado hasta ahora: “Lo más difícil ha sido organizarme, porque además de ser madre y trabajar, estoy dando un servicio a mi comunidad, pero siempre trato de dar lo mejor de mí ¡soy hiperactiva! Quiero que lleguen los beneficios a mi comunidad y que no se vayan, y si tengo que poner un poquito más de mi persona lo hago con gusto, porque para mí la satisfacción es ver la cara de alegría de los niños. A mí me emociona recibir, me emociona el dar, yo con eso soy feliz”.
Y le creemos cuando nos cuenta que es hiperactiva, porque no solo es voluntaria en su comunidad y la presidenta del comité, también apoya en las bibliotecas comunitarias, en los centros de información, en el perifoneo y en los grupos de jóvenes, donde su visión se ha ampliado en cuanto a temas de género como ella nos compartió: “Trabajando con los jóvenes he visto la diversidad de géneros, es un tema tabú, a veces nosotros como padres no dejamos que nuestros hijos escuchen eso, pero nuestro reto es apartarlos del alcohol y la droga, y que aprendan de la diversidad de género, que tengan libertad de expresión. Debemos abrirnos a todas las posibilidades, a veces nos espantamos, pero yo estoy aprendiendo con los jóvenes. Tenemos un grupo de muchachas donde se ríen, platican, comentan y las animo a convivir con respeto. Ese es el reto más grande con los jóvenes en mi comunidad: darles su espacio, pero con respeto”.
La vocación de voluntaria de Doña Gaby no se ha quedado con ella, ya que contagió a toda su familia para el servicio hacia la comunidad, y entre todas y todos se unen a las actividades de los proyectos Equal y Campos de Esperanza, un gran ejemplo es su hijo Carlos, quien fue el primer voluntario de la biblioteca comunitaria. Sin embargo, los logros de Doña Gaby no se quedan ahí, recientemente nos compartió que, gracias a la gestión de los comités, lograron la donación de un espacio para construir una nueva biblioteca ubicada fuera de la escuela para que pueda ser un espacio abierto para la comunidad y todas las niñas y niños tengan acceso a ella. ¡Gracias Doña Gaby, por compartirnos su historia y su gran contribución a los proyectos! Sin duda, las y los voluntarios son una parte importante de la familia naranja de World Vision México.