Historias que inspiran: Diego

Cuando escuchamos la palabra “matemáticas” se nos vienen muchas palabras a la cabeza como: difícil, complicado, problemas, entre otros. Sin embargo, para Diego, es una palabra que representa su materia favorita. 

Diego es un niño que forma parte de las bibliotecas comunitarias del programa Campos de Esperanza, el cual tiene el objetivo de prevenir el trabajo infantil en los campos de caña de azúcar y café de Oaxaca y Veracruz. De acuerdo con el INEGI (2019), en México hay 3.2 millones de niños y niñas entre 5 y 17 años que trabajan. En Oaxaca, hay 153,554 niñas, niños y adolescentes realizando actividades económicas no permitidas, mientras que en Veracruz hay 146,785 niñas, niños y adolescentes que realizan actividades no permitidas. 

Cuando llegó era muy tímido y se ponía nervioso fácilmente. Su mamá contó que cuando él pasaba a exponer en clase no quería y le costaba trabajo, situación que cambió a partir de que comenzó a ir a las bibliotecas. 

Diego se acercó a la lectura y sus amigos y familia comenzaron a notar cambios, como que se había vuelto más paciente, ya no le costaba trabajo exponer e incluso ayudaba a otros niños, por lo que fue nombrado tutor solidario. “Me tocaba ayudar a un niño de 2do grado que no podía con matemáticas, iba conmigo a que yo le enseñara, al principio no era muy paciente cuando andaba en la escuela, pero cuando me nombraron tutor me ayudó a estar más en calma”, comentó Diego. 

Gracias al acercamiento de Diego a la lectura, se dio cuenta de que le gustaría estudiar algo relacionado con la electricidad, porque quiere ser capaz de arreglar cosas que la gente piensa que ya no funcionan y así, ayudar a la gente. 

Nos compartió que su libro favorito es el Pingüino Azul, porque habla de la discriminación que sufre por ser de otro color: “me enseñó que no debemos discriminar a nadie por su tono de piel”. 

A través del aprendizaje entre pares, reforzamos la educación para prevenir la deserción escolar y así prevenir el trabajo infantil, para que más niñas y niños como Diego, puedan tener acceso a mejores oportunidades que transformen su vida y la de sus familias. 

Gracias al programa Campos de Esperanza, más de 1,500 niñas y niños identificados en riesgo de trabajo infantil, reciben servicios educativos; más de 2,500 niñas, niños y adolescentes participaron en talleres de preparación para la vida y más de 300,000 personas de comunidades rurales han sido influenciadas positivamente a través de campañas de sensibilización sobre el trabajo infantil y los derechos laborales. 

 

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